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1. PABLO PICASSO (1881-1973) – Picasso es a la historia del Arte un gigantesco terremoto de secuelas eternas. Con la posible excepción de Miguel Ángel (quien centró sus mayores esfuerzos en la escultura y la arquitectura), ningún otro artista mostró tal ambición a la hora de situar su obra dentro de la historia del Arte. Picasso creó las vanguardias. Picasso destruyó las vanguardias. Miró atrás a los grandes maestros y los superó cuando se lo propuso. Se enfrentó a toda la historia del Arte y redefinió de su propia mano la tortuosa relación entre obra y espectador. 2. GIOTTO DI BONDONE (c.1267-1337) – Se ha dicho que Giotto fue el primer pintor verdadero, al igual que Adán fue el primer hombre. Estamos de acuerdo en lo primero. Giotto continuó el estilo bizantino de Cimabue y otros predecesores, pero se ganó el derecho a figurar con letras de oro en la historia de la pintura al dotar a sus obras con una cualidad casi desconocida hasta la fecha: la emoción. 3. LEONARDO DA VINCI (1452-1519) – Para bien o para mal, Leonardo será conocido siempre como el autor de la más famosa pintura de todos los tiempos, la Gioconda o Mona Lisa. Pero es más que eso, mucho más. Su mirada humanista, casi científica, penetró en el arte del quattrocento y la revolucionó con su sfumetto que nadie fue capaz de imitar. 4. PAUL CÉZANNE (1839-1906) – “Cézanne es el padre de todos nosotros”. Esta lapidaria frase ha sido atribuida tanto a Picasso como a Matisse, y ciertamente importa poco quién la dijera en realidad, porque en cualquier caso es cierta. Partiendo de la ola de aire fresco que representó el impresionismo, Cézanne dejó atrás a todo el grupo impresionista para desarrollar un estilo de pintura nunca visto hasta la fecha, que abrió la puerta de par en par para la llegada del cubismo y el resto de las vanguardias del siglo XX 5. REMBRANDT VAN RIJN (1606-1669) – El fascinante, magnético juego de luces y sombras de sus obras parecen un reflejo de su vida, que pasaba de la fama al olvido mientras su técnica no hacía más que mejorar. Sus autorretratos, de largo los más fascinantes de la historia de la pintura, nos hablan de un pintor sincero y honesto, un maestro capaz de penetrar en la mente del mayor desconocido: uno mismo |